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Lo vintage reabre un nuevo diálogo

Actualizado: 6 abr

Si algo nos han dejado claro las últimas Fashion Weeks de Otoño-Invierno 2025/2026 es

que el pasado sigue más vivo que nunca. No se trata solo de reinterpretaciones modernas, sino de un verdadero diálogo con la historia de la moda. Las pasarelas han rescatado piezas icónicas y referencias de archivo, demostrando que lo que una vez marcó una era sigue teniendo el poder de emocionarnos y definir el estilo actual.


Uno de los ejemplos más llamativos ha sido la reaparición del New Look, esa silueta icónica que Christian Dior introdujo en 1947 con faldas voluminosas y cinturas marcadas. Este otoño, firmas como Dior, Alexander McQueen o Balmain han recuperado su esencia

con chaquetas estructuradas, corsetería sutil y faldas amplias que realzan la figura femenina. Incluso Valentino y Prada han reinterpretado el corte, apostando por versiones más elajadas y tejidos fluidos, pero sin perder la esencia de poder y sofisticación que define este estilo.


Siguiendo con este viaje al pasado, otra referencia que ha vuelto a la pasarela ha sido el cuello gorguera, un detalle que en su día marcaron figuras como Isabelle Adjani y Diana

de Gales. Ahora, Chanel lo han recuperado en diseños que juegan con volúmenes y transparencias, adaptándolo a la estética contemporánea sin perder su aire teatral. Y si hay alguien cuyo estilo sigue siendo una constante en la moda, es precisamente Diana de Gales. Aunque en el último desfile de Givenchy Sarah Burton no presentó prendas originales de su armario, su influencia estuvo presente en chaquetas de tweed con cinturón marcado, vestidos de noche y sastrería con hombros muy pronunciados, un claro homenaje a la estética que la convirtió en un icono de los años 80.


Pero Diana no es la única que sigue marcando tendencia. Schiaparelli, en su última colección de alta costura, exploró su propio archivo sin recurrir a prendas originales, pero

sí reinterpretando piezas clave de su legado. Daniel Roseberry rescató elementos icónicos de Elsa Schiaparelli, como los bordados surrealistas, adaptándolos a siluetas modernas. Uno de los detalles más fascinantes de la colección fue la incorporación de materiales antiguos auténticos, como cintas de los años 20 y 30 encontradas en tiendas de antigüedades, integradas en vestidos contemporáneos. Un ejemplo perfecto de cómo la moda puede conectar con su historia y tradición.


Otra pieza que ha resurgido con fuerza, la trench coat, es la definición de esa prenda atemporal que inmortalizaron Katharine Hepburn y Lauren Bacall en la gran pantalla y que sigue tan presente en nuestros armarios sin haber perdido su esencia. Burberry, la firma por excelencia de este icono, ha apostado por versiones más actuales, como la de esta en su último desfile, en estampados con detalles morados y un acabado en flecos, siendo llevado por Naomi Campbell. Por su parte, Prada ha mantenido su estructura clásica, pero con materiales innovadores y cortes más minimalistas, demostrando que sigue siendo un símbolo de sofisticación atemporal. Esta temporada nos recuerda que la moda no solo mira hacia adelante, sino que necesita reencontrarse con su propia historia e identidad. Siluetas icónicas, cortes que marcaron generaciones y detalles que parecían olvidados han vuelto a dominar las pasarelas, reafirmando que lo clásico nunca se olvida, se transforma para seguir cautivándonos.

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