La alfombra se ha extendido y las escaleras del Museo Metropolitano de Arte se han convertido en un jardín lleno de flores, arbustos, colores y belleza para recibir a los invitados del evento más esperado del año, la Met Gala. Nuestra querida anfitriona, Anna Wintour, junto con sus coanfitriones de esta edición, Zendaya, Jennifer Lopez, Bad Bunny y Chris Hemsworth, nos han dado la bienvenida e inaugurado la noche.
Cautiva en cada aparición, convirtiéndose en tendencia cada vez que se exhibe. Tras cinco años de ausencia en la emblemática escalinata, Zendaya ha logrado captar toda la atención con su llegada, luciendo un diseño de Maison Margiela creado por John Galliano, acompañado del característico maquillaje que distingue a la firma. Después de pasar todos los invitados y parecer que el evento había comenzado en el interior del museo, nuestra inconfundible actriz ha vuelto a la alfombra una vez más, esta vez con un vestido negro de Givenchy de 1996, también del diseñador John Galliano, y acompañado de un sombrero floral de Alexander McQueen de 2007.
Una oda bucólica hacia una naturaleza idealizada, "una celebración de aquellas prendas tan frágiles que no pueden volver a usarse jamás y que, por tanto, se convierten en bellezas durmientes de los escrupulosos archivos del Instituto del Traje", algo que Kendall Jenner ha sabido llevar a la realidad, pues la modelo ha lucido un vestido de archivo de Givenchy de 1999 por Alexander McQueen y es la primera persona en la historia en usarlo, pues nunca antes nadie lo había llevado, desde su creación solamente se había exhibido en un maniquí. Transformando la arquitectura natural en piezas de arte, el vestido hecho de arena que lució la cantante Tyla obra de Balmain, una creación tan delicada que tuvo que ser transportada para lograr acceder al interior del evento. Otra que brilló fue, Taylor Russel lucía un diseño tallado en madera de la casa Loewe.
Otros invitados también dejaron su huella en el evento. Demi Moore, por ejemplo, deslumbró con un vestido en forma de corazón de Nina Ricci, luciéndolo junto a su actual director creativo, Harris Reed. Lana del Rey, como es habitual, nos envolvió con su presencia, llevando una pieza que destacaba por un velo transparente, evocando a los elementos de la madre tierra, en un impresionante diseño de Alexander McQueen creado por Sean McGirr. Kim Kardashian brilló con un conjunto minimalista y romántico de corset y falda de Maison Margiela, diseñados por John Galliano.
Penélope Cruz impresionó con un vestido de encaje y tul negro de Chanel Haute Couture, inspirado en el glamour del viejo Hollywood, el cual requirió más de 500 horas para su confección. Por último, Nicole Kidman cautivó con una reinterpretación del vestido de la colección de Primavera de 1951 de Balenciaga.
Dos temas entrelazados, la moda y la naturaleza, ambos igual de delicados y únicos, nos transmiten un mensaje claro en esta edición: la importancia de cuidar y salvaguardar las piezas creadas por los diseñadores. Con un sentimiento de anhelo concluimos uno de los eventos más creativos, representativos y emblemáticos. Aunque su duración sea breve, las obras exhibidas nos proporcionan una fuente de reflexión e interacción que perdurará durante meses, lo que contribuye a hacer que el año pase rápido y así poder volver a ver brillar el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Por: Ainhoa Franco
Fotos vía: Getty Images y Rabanne
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